Vale más que mil palabras

El lamento de Figueroa, Weisser, Cisneros y Guajardo. Lágrimas y mucha tristeza en la tarde de San Luis. Foto gentileza juvesanluis.com.ar.

La imágen lo dice todo. Los jugadores de Cipolletti sin rumbo, decaídos. Hace un mes y medio que Cipolletti no mete un gol. Perdió los últimos cinco partidos, es cierto que todos "apenas 1 a 0", de lo que se ufanó el ex entrenador Morales, pero la realidad es que sólo en los dos últimos partidos Cipolletti al menos generó algunas situaciones de gol, nunca intimidó. No alcanza, Cipolletti tiene que ser superior a sus rivales para vencerlos, y este año lo logró en su única victoria.

En enero Cipolletti pasó por arriba a Gimnasia de Concepción del Uruguay en La Visera, supuestamente no había jugado contra nadie, contra un equipo casi descendido al que encima le quitamos a su figura Matías Padilla. Ese equipo hoy le arrebató la clasificación a Cipolletti.

Cipolletti estuvo todo el año en clasificación, hoy salió. Gimnasia estuvo todo el año peleando el descenso, hoy entró. Pero sólo nos importa el Capataz de la Patagonia y su doloroso presente. Supuestamente era cuestión de esperar que la excelente campaña en La Visera imponga sumar puntos de visitante. Pero sucedió al revés. El equipo empezó a ser tan tibio y dubitativo en La Visera como lo era de visitante, situación que tornó inevitable el desenlace triste de esta tarde.

El juego de Cipolletti cayó en un pozo ciego. No hubo autocrítica del ex entrenador, y el nuevo entrenador sabe que tiene mucho trabajo por delante, "con la soga al cuello" como él reconoció, ante la real posibilidad de terminar nuevamente en el Torneo Argentino B, como en el 2006 cuando el cambio de timón a pocas fechas del final no fue suficiente.

Periodistas e hinchas coinciden en que ven tan flojo al equipo futbolística y anímicamente como cuando perdió la categoría. Todavía hay tiempo, quedan seis partidos, tres de local y tres de visitante, una vez contra cada uno y donde te toque, ante rivales muy parejos entre sí. Pero Cipolletti primero debe ocuparse de Cipolletti. De levantarse y andar, por la camiseta, por los hinchas, por Perilli, por la ciudad, por el honor o por lo que sea.

Peor no puede estar el club de nuestros amores de cara a la dura batalla contra el fantasma del descenso. Pero este albinegro de las mil batallas todavía tiene jugadores de experiencia y pibes con hambre de gloria que no se olvidaron de jugar al fútbol. Por el contario aportaron su incuestionable sacrificio ante la adversidad e ineficacia.

Muchos reclaman algún recambio general en diversos aspectos, pero para eso falta, se verá, primero lo primero. Mañana lunes empieza una nueva era Perilli, con mucho trabajo camino a la resurrección albinegra. Ahí tenemos que estar todos apoyando y alentando, más que nunca, junto a nuestros colores, nuestra pasión, y nuestros jugadores.