Un cuento Ruso

• La columna de Juan Pablo Quintana en Cipo Pasión.

El domingo mientras me preparaba para escuchar a Cipo por la radio recordé que la censura no incluía a Canal 10 por lo que tenía chances de verlo por TV. Mientras observaba el partido y mi señora, haciendo horas extras, me preguntaba: “¿otro partido más?” como si los torneos duraran una fecha, me quedé pensando cómo se parecen el fútbol y la vida.

Casi mágicamente se me vino a la cabeza el Mundial de Brasil y no cualquier momento, me acordé cuando caían los papelitos y Alemania levantaba la Copa. En ese instante sólo queríamos revancha, queríamos que la final se juegue de nuevo, queríamos que llegue rápido el Mundial de Rusia. Lo mismo nos pasó después de los penales en Mendoza.
 

Mientras miraba el partido de Cipo en La Pampa y me acordaba de aquellos penales fatídicos me puse a pensar en el fútbol de ascenso de Rusia. Sí, lo reconozco, a veces soy un poco rebuscado.

Me metí en internet y descubrí algo curioso. Eso es lo que les quería contar.

Desde 1991 después de la desintegración de la Unión Soviética la elite del fútbol ruso la integran 16 equipos y se llama Liga Premier. La Primera División es el nombre de la categoría más importante del ascenso y luego viene: la Segunda División que sería equivalente al Federal A. Allí participan 75 equipos divididos geográficamente.

En la zona Sur participa un equipo que se llama Dinamo Stávropol y que en la última temporada fue subcampeón pero no logró el ascenso.

Internet permite encontrar muchos videos de los equipos más recónditos del mundo. Lo curioso es que del Dinamo Stávropol sólo hay videos de los primeros partidos. Dicen que sus dirigentes no permitieron que la prensa local trabaje y por ello casi no hay información en la web. Había un ambicioso proyecto de transmitir los partidos sólo con drone. Es más se hizo durante las primeras fechas pero después la iniciativa fue prohibida por la dirigencia.

En realidad buscaron un mecanismo que no lo deje tan expuesto: empezaron a cobrar un canon a los jóvenes periodistas y éstos se negaron a pagarlo. Algo parecido pasó con López, el presidente de Newell´s hace algunos años y las radios de Buenos Aires se negaron ir a transmitir. De esta manera no sólo el conjunto de Rosario no logró sumar dinero en sus arcas (que a veces parece el único leitmotiv) sino que además casi no se hablaba de la Lepra, ¿es raro que un club que no quiera ser difundido, no le parece?

Volvamos al Dinamo Stávropol de Rusia. Su entrenador Andrey Mulikov es un referente del club y está como entrenador desde 2015. Con la gran campaña de la última temporada logró el respaldo de la mayoría de los hinchas pero tiene actitudes pocos claras.

Quizás basándose en la buena campaña de la temporada anterior y desconociendo que el éxito en el fútbol es tan efímero como en la vida, decidió no hablar más con la prensa local. La razón de su enojo no es muy clara pero quizás se relaciones con la determinación de la directiva de que no se le de difusión al club en forma gratuita. Algunos periodistas rusos más críticos aseguran que se trata de una cuestión de inseguridad personal, incapacidad para debatir o simplemente caprichos infundados. Otros, que son un poco más cautos, aseveran que sólo responde a órdenes de sus superiores sin animarse, claro, a cuestionarlas o tan siquiera analizarlas.

Lo concreto es que cuando el equipo de Andrey Mulikov pierda un par de partidos seguidos y los dirigentes resuelvan terminar con su contrato no tendrá un lugar donde expresar su postura. Es que él mismo se está cerrando las puertas. Quizás el amigo Mulikov se dé cuenta y cambie su actitud porque como dice Jhon Henrry Newman “vivir es cambiar y ser perfecto es haber cambiado muchas veces”.

Igual quédese tranquilo porque esto pasa en Stávropol a miles de kilómetros de aquí, porque por suerte esto en Cipolletti no pasa…