Planteles

lunes, 13 de noviembre de 2017

Los sueños se cumplen

  • La columna de Juan Pablo Quintana.
Foto: Club Cipolletti.
Si usted hace memoria, querido oyente, seguramente las recordará pateando la pelota en la plaza del Barrio San Sebastián. Allí estaban ellas, desafiantes. Protegiendo su sueño. En una sociedad tan estereotipada es lógico que llame la atención que chicas quieran jugar al fútbol. Desde chicos nos imponen que hay actividad para chicos y actividad para chicas. Los nenes con los nenes, las nenas con las nenas, dice la canción. Cuando alguien se revela al “mandato social” a más de uno le saltan los tapones.

Seguramente “ellas” debieron explicarle a algún profe de educación física que también querían jugar al fútbol, como los varones. Es más, sus compañeros varones, le explicaron al docente que ellas siempre jugaban y que no era necesario inventar un nuevo juego para entretenerlas. Todos podían jugar a la pelota y eso no las transformaba “en menos mujeres”. Probablemente en más de una oportunidad debieron defender su postura más allá del hecho de “ser mujer”.

Parece increíble pero en el 2017 existen esos personajes que se creen representantes vaya a saber de quiénes que afirman sin que se les mueva un pelo: “Y… viste, la sociedad te juzga por ser mujer (o por ser varón)”. Los sueños no entienden de discriminación. Los sueños están ahí y con esfuerzo, convicción y dedicación se pueden alcanzar.

Que un grupo de chicas que tenía las puertas tan cerradas, que practicaba en una plaza, que soportaba la mirada llena de prejuicios de más de uno hoy pueda golpearse el pecho y contar que son las mejores de esta parte del país suena a cuento de Osvaldo Soriano. También suena a justicia.

Para que la historia tenga aún más dramatismo, a los 15 minutos perdían 3 a 0. Lo que sucedió el sábado por la mañana en el predio del Banco Nación fue histórico. Fue inolvidable. Cualquiera podría pensar que cayendo 3 a 0 en una final ante un equipo como San Lorenzo del Mapu que en los últimos años ha mostrado cierta hegemonía puede sonar a historia liquidada. Seguramente para muchos. Para ellas, no.

Pasó lo que tenía que pasar. Se repusieron, como tantas otras veces, y dieron vuelta la historia. Con el 8 a 4 consumado todo era sonrisas y abrazos. Pero atrás de esas sonrisas y abrazos hay mucho sacrificio, hay muchas horas de entrenamientos en lugares inapropiados, a contraturno, con el cansancio de la jornada a cuesta pero con las cosas claras: nadie les va a impedir jugar al fútbol por más que sean mujeres.

Y allí están festejando las Bulldogs, ese apodo que ellas mismas eligieron porque un perro Bulldog les robaba la pelota en la plaza y ellas corrían detrás de él para recuperarla. Allá en el cielo, si es que al fin y al cabo todos los perros van al cielo, allí o en cualquier otra parte, corriendo entre nube y nube, hay un Bulldog que mueve la cola más de lo habitual y, claro, no quiere soltar la pelota.

La verdad es que siento orgullo por ellas. Por el gran ejemplo que son en una sociedad que se compra el buzón de que la juventud está perdida y que prejuicia a troche y moche. También siento orgullo por el Club Cipolletti que les abrió las puertas y que como premio estará muy bien representado en Buenos Aires.

Una historia más de superación, de convicción, de esfuerzo, de orgullo. Porque podrá pasar el tiempo (y yo no sé si ellas lo saben) pero entraron en la historia del deporte regional, quizás ni se lo propusieron pero ahí están entre los mejores equipos del país, soñando con más.

Apenas una historia que arrancó en una plaza llena de banderas y que fue gambeteando comentarios sexistas, mal intencionados, discriminativos siguiendo sus propias convicciones. Apenas una historia que con cada gol nos ilusiona con una sociedad mejor, más inclusiva, más justa. Apenas una historia que nos convence que no todo esta perdido.

1 comentario:

  1. Muy buena columna y reseña. Mi hna con 37años juega en una liga amateur en Córdoba Capital (es cipoleña como yo). Ella de niña y adolescente jugaba y le pintaba la cara a muchos varones (mexclada en los picados), así que si bien no padecí lo que describe la nota, lo he vivido de cerca respaldándola a ella.
    Lo que les depare de ahora en más, que sea para el disfrute de ellas, que estén tranquilas por haber logrado hacer lo que les gusta y sin importarles lo que opinen los demás. Felicitaciones a ellas, cuerpo técnico y al Club por darles el espacio que supieron aprovechar a pleno!!

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