Crónica de un final anunciado

• La columna de Juan Pablo Quintana en #CipoPasión.

No alcanzó. A muchos nos duele, otros seguramente no ha podido dormir y pasarán varias horas masticando esta bronca. Otros amenazarán con no volver a la cancha pero cuando se acerque la fecha del próximo partido allí estarán otra vez. Todos, de alguna u otra manera haremos el duelo pero nadie puede decir que le sorprendió esta eliminación.

Iré más allá. Esta eliminación es lo mejor que le pudo pasar a Cipolletti. No, no apague la radio amigo oyente; pensémoslo juntos… si Cipo clasificaba la idea de “objetivo cumplido” iba a tapar todo y créanme se hicieron muchas cosas mal.

La realidad marca que hoy se pelea por no descender (aunque la sensación que queda es que ya descendió). Deportivo Roca terminó arriba tuyo. Para tomar dimensión hay que aclarar que esto sucedió sólo en tres oportunidades en los últimos 35 años. Desde aquel Regional de 1981 que los clasificó a Primera hasta hoy sólo fue superado en la Copa Argentina de 2011, en el Torneo 2014 con Sialle como DT y ahora.

El equipo nunca apareció. La irregularidad fue la característica durante toda la campaña y ni siquiera se pudo aprovechar las cinco derrotas consecutivas de Ferro de General Pico, que te deja eliminado por los partidos entre sí.

Evidentemente se hizo todo mal. Porque nunca hubo una autocrítica en serio, ni desde el cuerpo técnico, ni desde la dirigencia.

Es tiempo de aprender. De rearmarse, de lamerse las heridas y volver a dar batalla. Sin chances de fallar. Sin posibilidades de un nuevo fracaso. Cipolletti también se ha hecho grande en base a estos fracasos. Aprendió de ellos. Los ídolos son ídolos pero el club tiene que estar sobre todo y todos. Es momento de empezar a escuchar un poco más, fundamentalmente a aquellas voces que no endulzan los oídos. Los periodistas queremos lo mejor para el club y si decimos que hay cosas que se hacen mal no es con la idea de menospreciar a tal o cual. Cuando Lalo Brodi, hace más de un año, dijo que este equipo no estaba para ascender lo apuntaron desde todos lados. El tiempo le terminó dando la razón. Lamentablemente para todos, incluso para el propio Brodi que soñaba con otro final.

Pasan los años y Cipo no le encuentra la vuelta, seguimos lejos de volver a ser lo que fuimos pero hay algo que no va a cambiar y es el sentimiento del hincha. Ese mismo que el domingo se fue mascando bronca, que puteó por lo bajo (o por lo alto) que seguramente ni cenó y se fue a acostar temprano (sí, a acostar porque de dormir ni ahí)… ese hincha que se levantó para ir a laburar o para preparar algún que otro final para la facultad y todavía seguía con ese gusto amargo. Ese sabor que durará varios días y miles de noches pero cuando en enero vuelva a rodar la pelota ahí lo tendrá. En la popular o en la platea dispuesto a dejar la garganta, el alma, la vida… todo… por los colores que ama.