Un “Cacho” de historia

• La columna de Juan Pablo Quintana.

Yo apenas tenía cinco años y escuché que mi papá les decía a mis hermanos mayores que los llevaría a la cancha a ver a Cipo. Era 11 de diciembre de 1987, vivíamos en la vieja casa del ferrocarril sobre calle Fernández Oro casi Mengelle. Mi papá me cuidaba mucho y mi mamá me convenció de que era mejor quedarme en casa. Sí, me engañaron muy bien; sí… me engañaron un poco menos que a los votantes de Cambiemos.

 

Ese gran equipo, para muchos uno de los mejores de la historia, era conducido por Oscar “Cacho” Cadars. “Cacho” se fue escaleras arriba el último martes y cuando me enteré de su partida supe que debía escribir algo.

 

Como jugador fue arquero y defendió la camiseta de Banfield, entre otros. Como entrenador comenzó en Tigre en 1985 y el 19 de octubre del año siguiente debutó en La Visera en la goleada por 4 a 1 ante Ferro de General Pico. Esa temporada terminó con la goleada 5 a 2 a Gimnasia de Jujuy y el objetivo cumplido de mantener la categoría.

 

A partir de allí comenzó a gestarse ese equipo que quedaría en la historia. El fixture no fue benévolo y el Albinegro arrancó con dos partidos como visitante: empate ante Quilmes y derrota frente a Tigre. Para colmo después se pierde 3 a 1 ante Atlético Tucumán en La Visera pero el barco se empieza a enderezar con la victoria ante Gimnasia en el norte argentino.

 

La siguiente derrota sería en la octava fecha frente a Huracán de Parque Patricios y luego pasarían 14 partidos sin perder con 9 victorias y 5 empates… (sí, sí en la B Nacional!!!) Esta tremenda racha le permitió al Capataz de la Patagonia terminar el año 1987 en lo más alto de las posiciones de la categoría más importante del ascenso argentino.

 

El equipo de Cadars luego de empatar con Mandiyú en aquel cotejo donde fueron mis hermanos, le ganó entre semana a Lanús 3 a 2 en Buenos Aires y el 20 de diciembre en uno de los partidos que quedó marcado a fuego, superó  1 a 0 a Quilmes.

 

Marcelo Yorno; Pablo Agustín Comelles, Rubén Carlos Acevedo, Luis Alberto Amorone y Guillermo Rivarola; Héctor Julio Ceballos, Pablo Alberto Matabós y Rodolfo Omar Torres; Juan Ramón Comas, Adrián Rubén Longo y Henry Homann fueron los once que “Cacho” mandó a la cancha ese día. Después ingresaron Edgardo José La Fata y Armando Kohn que sólo jugó tres partidos en Cipo. Juan Ramón Comas a los 7 del segundo tiempo convirtió el único gol del encuentro.

En la navidad del 87 todos los cipoleños soñábamos con volver al futbol grande.

 

Al año siguiente el equipo tuvo vaivenes y si bien aparecieron goleadas históricas como el 6 a 0 a Ferro de Pico o el 4 a 0 ante Deportivo Italiano, Mandiyú demostró mayor solidez y se quedó con el primer ascenso superando por 4 puntos a Quilmes y por 6 a Cipo.

 

Era momento de pensar en los play off y de volver a ilusionarse pero apareció San Martín de Tucumán que venía del Torneo del Interior y con un 5 a 2 increíble en el Jardín de la República hizo trizas cualquier tipo de esperanza. De poco sirvió el empate en uno como local en la revancha. Los tucumanos ganarían el segundo ascenso y se convertirían en el primer y único equipo de la historia que logró el ascenso a Primera sin jugar al B Nacional.

 

En el 89, Cadars tendría un segundo paso por el banco de Cipo pero los resultados no acompañaron y sólo dirigió 22 partidos de los cuales sólo en dos pudo quedarse con la victoria.

 

En la semana se fue “Cacho” Cadars, lo imagino planificando su debut como técnico en algún equipo celestial que sueña con ascender así como nosotros en aquel diciembre del 87 cuando mi viejo se llevaba a mis hermanos a la cancha y yo me secaba las lágrimas porque me tenía que quedar. Y mientras respiraba hondo con una angustia tan grande como mis cinco años, empezaba a armar dos equipos con los soldaditos en aquella casona del ferrocarril porque mi bronca era grande pero el campeonato no se suspendía y yo tenía claro que pese a todo debía seguir jugando.