Tristeza

• La columna de Juan Pablo Quintana.

La tristeza paraliza. A los que nos ha tocado perder a alguien querido sabemos que es así. Cuando mi papá se fue escalera arriba una secretaria de mi colegio secundario que había pasado una situación muy difícil me dijo: “Yo sé lo que estás pasando… es como si una gran biblioteca se cayera y vos tenés que volver a ordenarla. En este momento no sabés por dónde empezar porque es todo dolor pero de a poco los libros se van a ir acomodando”. Hoy casi 20 años después confirmo que tenía toda la razón.

Esos dolores son personales o, si quieren, familiares pero hay ocasiones en que el dolor penetra en la sociedad, en un pueblo… en mi Cipolletti. El sábado se cumplieron 21 años de un hecho dolorosísimo para todos: el primer Triple Crimen. Verónica, María Emilia y Paula salieron a caminar como todas las tardes y no volvieron. Yo miraba la tele o escuchaba la radio y no lo podía creer. Estaba pasando acá, en mi Cipo querido... Pasaron 21 años y todavía no lo puedo creer.

En lo futbolístico, Cipo militaba en la B Nacional, peleaba por mantener la categoría y con mi hermano mayor tratábamos de no perdernos partidos de local. Esa noche quedó marcada. Fue, sin dudas, la noche más triste de la historia del Club Cipolletti. Esa noche la tristeza estaba en el ambiente. Se percibía. Todos sentíamos ese vacío tremendo de una pérdida irrevocable. Cipolletti ya no volvió a ser la misma.

El partido por la 14ta fecha se jugó en La Visera el martes 13 por la noche. Se enfrentaba a Chaco For Ever que entendiendo la situación aceptó postergar el cotejo pensado en principio para el domingo. Esa noche no hubo bombos ni cánticos ni banderas. Esa noche no hubo fiesta. Esa noche sólo había tristeza. Sólo había una bandera negra que ocupaba la popular local. Fue una noche de silencio. Fue una noche de dolor.

El visitante se puso arriba con goles de José Resteli y Marcelo Rosín. El local llegó al empate por intermedio de Juan Carlos Roldán y Mariano Toedtli.

El torneo siguió su curso y Cipo mantuvo la categoría. Se gestaba aquel gran equipo que llegaría al partido ante Defensa y Justicia e inspiraría a Nicolás Horbulewicz.

Pasaron 21 años de un acontecimiento muy doloroso y que es parte de nuestra historia, por eso es bueno que las nuevas generaciones conozcan también lo malo, para no repetirlo y fundamentalmente para que el pedido de justicia no se apague nunca.