Planteles

domingo, 4 de octubre de 2020

Rogger Morales, el hombre del apellido justificado

Parte 1: "Al club hay que sacarle elitismo, meterle barro y barrio"

"La historia dice que el jugador local le termina ganando al de afuera. Porque entiende mejor la cancha, la gente, la idiosincrasia del club, y porque tiene pasión, que el de afuera no tiene". Como jugador, una conducta intachable en formativas y terminó jugando siempre aunque le trajeron jugadores. Como DT puso a un central de 17 años y el club pudo venderlo: "En el fútbol es un porcentaje altísimo la cabeza, la mentalidad de no caerse. Para triunfar, el sacrificio. Siempre algo tenés que sacrificar".

Rogger asegura que Cipolletti tropieza con la misma piedra todo el tiempo, porque: "Se asciende con jugadores de club, o con un millón de dólares por mes. No saben la cantidad de plata que se gasta en jugadores que no sirven para ascender". Y se pregunta: "¿Cuándo van a jugar el Aqua Romero, el Rusito Strak, y Nico Iachetti? La experiencia se hace adentro de la cancha. Al jugador de formativas se lo pone por convicción no por obligación. Me pelié durante horas para poner a Valentín Perales, porque estaba convencido".

Insiste con el proyecto para que el club crezca de base, como Godoy Cruz: "Si no ascendemos con recursos propios, y lo hacemos con política o petroleras, el éxito es efímero. Mañana estamos en el Federal de nuevo. La forma más rápida de ascender es con un proyecto a largo plazo, aunque parezca contradictorio".

Intentó aplicar un proyecto y lo echaron cuando perdió cuatro partidos seguidos: "Después los dirigentes cometieron más horrores. Les faltó un alguien que sepa de fútbol". Explica que "no entendieron nada" de los logros del proyecto cuando jugaron los pibes.

Para Rogger, una política deportiva de inclusión no solo es el único camino para buscar crecimiento, también para mejorar el rol social del club: "Cipolletti tiene que ser el lugar del chico humilde de un barrio o una toma para desarrollarse, antes que el lugar donde ir a ver Nacional B. Al club hay que sacarle elitismo, meterle barrio y barro. No es una pasarela para mostrar el último buzo del club, hay chicos que no se lo pueden comprar, y el club también es de ellos".

Parte 2: Anécdotas para llorar de risa

El debut de casualidad en Cipolletti. La reacción de Tojo y Telch en el colectivo cuando se dieron cuenta que Rogger no había jugado nunca.

El respeto supremo a Jorge Solari Gil: "Los refuerzos a los pibes los cagaban a patadas, pero con el Indio no. Les decía que a los chicos se los ayuda, se les aconseja, y no se les pega".

Una de acción y suspenso: Balas de goma y de plomo, policías lastimados, perros de la policía muertos. El precio de mandar a Chacarita al descenso en su cancha, en una época brava.

El llamado de Huracán. Enojo y corte de teléfono por creer que se trataba del de Comodoro Rivadavia. La prueba de 20 minutos y una patada crucial.

La lesión a Maradona, y el orgullo cuando lo nombró en la conferencia de prensa, (como "el burro de Rogger Morales"): "Diego es muy superior a lo normal. Cuantos más años pasan, menos creo que lo viví".

Retorno trunco a Cipolletti en el equipazo de 1998/1999: "Traían a cualquiera a Cipolletti, y a mi no me dieron la posibilidad de volver".

Despedida del fútbol en Neuquén: "Una locura en mi carrera. Desubicado y mal ejemplo. Me echaron pero tenía que ir preso".

El techo soñado cuando volvió al club como entrenador: "El Flaco Arriaga me dijo que íbamos a descender pero que me quede tranquilo que yo iba a ser el DT en el Argentino B. Por eso salvar del descenso a Cipolletti fue fuerte. Todos los partidos al palo emocionalmente".

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