Perilli y el arte de no pelear el descenso - Notas de Archivo de Cipo Pasión - Club Cipolletti

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jueves, 10 de abril de 2014

Perilli y el arte de no pelear el descenso

  • En el Siglo XXI, Domingo Perilli armó el equipo en ocho temporadas y nunca peleó el descenso. Las cinco temporadas que otros DT armaron el equipo albinegro, Cipolletti estuvo muy cerca de descender, y una vez cayó al Argentino B.
Domingo Perilli fue el único entrenador que tuvo éxito al planificar las
temporadas, y en avanzar en la Copa Argentina.
- ¿Por que tiene que jugar el Nacional B, Cipolletti?
- ...
- ¿Por historia?
- Sí.
- ¿Por qué más?
- ...
- Gente no. Con mil quinientas personas no puede jugar. ¿Tiene apoyo importante del gobierno? No. ¿Tiene apoyo importante de empresas privadas? No. Los últimos tres años ¿estuvimos más cerca del Argentino B o del Nacional B?
- Del Argentino B.
- Bueno esa es la realidad que tenemos hoy. Y no hay que sentirse mal, si cuando íbamos primeros en la tabla general, iban mil personas a la cancha.

Con la premisa "hay que decirle la verdad a la gente", el diálogo fue impulsado por Domingo Perilli en el cierre del año 2013 de Cipo Pasión Radio por FM Galas. Hace 16 años que Cipolletti encara su respectiva categoría con uno de los presupuestos mas bajos. En la mitad de las temporadas el equipo lo armó Perilli, y en ninguno de esos 8 años Cipolletti peleó el descenso. Cada vez que la responsabilidad la tuvo otro DT, el resultado fue lamentable.

Es cierto que Perilli descendió en 2006 y estuvo muy cerca en el 2001 y el año pasado. Pero en ninguna de las tres oportunidades él armó el equipo.

En el 2001 lo hicieron Giordanella y Amorone, en las paupérrimas condiciones que arrastraba la crisis albinegra del Nacional B. Mala suerte con los refuerzos, que además solían abandonar el club a los pocos meses por falta de pago. Y demasiada confianza en los pibes que habían saltado de la liga al Nacional B, cuya experiencia era evitar goleadas en varios partidos. Cipolletti se término salvando del descenso gracias a tres milagros (no uno, ¡tres!).

Las últimas dos oportunidades, 'Mingo' fue llamado a gritos por la gente y los dirigentes, ya con el fantasma del descenso deglutiendo al Capataz de la Patagonia. En 2006 el gerenciamiento echó a Homann tras una derrota contra Brown en La Visera. Agarró Perilli instantáneamente. En su debut Douglas Haig le llenó la canasta en Pergamino. La historia terminó el 16 de abril en Córdoba, Cipo descendió por penales.

Hubo un fuerte cambio dirigencial, marcharon técnicos por la sede de calle Mengelle con sus proyectos, pero en una polémica decisión que provocó la renuncia de varios dirigentes, el presidente Arriaga le renovó a Perilli sin consenso general. El tiempo le dio la razón, 'Mingo' armó un equipo perfecto con menos presupuesto que Alianza, Roca e Independiente de Neuquén, y en sólo un año le dio el ascenso nuevamente al Capataz de la Patagonia.

Negri en Comodoro Rivadavia y Alecha en San Juan,
metieron goles fundamentales en unos equipos que
tuvieron mucha más garra que fútbol para salvar la
categoría.
Con el mismo plantel y algunos refuerzos regionales, Cipo peleó el ascenso al Nacional B durante tres años. Consumada la derrota en Paraná en el último suspiro, el ánimo general fue de renovación y recambio. Cipolletti había ganado en canchas y provincias en las que jamás lo había hecho, batió el récord histórico de victorias de visitante con 9 triunfos, en La Visera todos venían a buscar el puntito y casi siempre se iban con las manos vacías, y debutaron muchísimos jugadores de las formativas.

El análisis de Perilli en Cipo Pasión Radio fue una cátedra de realidad y lecciones aprendidas: "Yo ya le había dicho a mi cuerpo técnico que si no ascendíamos me iba, pero en el fondo yo esperaba que algún dirigente me frene y me diga 'no, vos te tenés que quedar 5 años años más', porque yo sabía íntimamente que era fantástico lo que habíamos logrado, y era re difícil, eso tiene que entender la gente, ¡es muy difícil!. Decían '¡otra vez perdimos por penales!', sí, pero fue un trabajo re largo, y nadie llegó a donde llegamos nosotros con el presupuesto nuestro [...] Si vos hacés un análisis de recambio, basándote en que te metieron un gol en el último minuto, y erramos dos penales en una serie de 5, ese club lo mas seguro es que fracase porque la evaluación es mala".

Dicho y hecho. El pulgar abajo a Perilli y a varios jugadores referentes desembocaron en tres años muy tristes para el albinegro, en los que mucho huevo y mucha suerte lo salvaron de caer otra vez al Argentino B.

Otro concepto del calvo entrenador cristaliza una razón de los fracasos venideros. A Perilli no lo convencen los refuerzos con el Currículum Vitae. Se cansó de desechar a jugadores analizando el último año de juego, sin importar qué fue de su vida hace tres, cinco o diez años. Y señaló a los dirigentes por no poner reparos en contratar un jugador que pide un técnico y fue suplente en el Argentino B en toda la temporada anterior.

Marcelo Yorno comandó un equipo diezmado con refuerzos de buen currículum pero faltos de fútbol. El equipo nunca despegó y llegó a diciembre a cuatro puntos del descenso. Oportunamente la dirigencia cambió a Yorno por Lorenzo Frutos. Lorenzo con menos presupuesto y mas pibes logró mejorar el rendimiento, no solo salvó a Cipolletti del descenso, llegó hasta la última fecha sin chances, y mandó al Argentino B a Villa Mitre. Fue clave la incorporación de Henry Sáez, flamante goleador de la Liga Confluencia, y no poner reparos en la salida del goleador anterior Ezequiel Petti, bastante mas efectivo en los números que en el juego colectivo.

Frutos tuvo en la siguiente temporada una merecida oportunidad de armar su propio equipo. Acertó con Ballestero y Negri, pero sorprendieron los bajos rendimientos de Ibáñez tras un año espectacular en Racing, y Luciano Vázquez, actualmente goleador en la primera división de Chile. En el único lugar donde no rindió en toda su trayectoria fue en Cipo. Fue una campaña manchada por la localía en Allen, por el debut del sintético, y la eliminación de la copa ante Deportivo Roca, que generó la enemistad general de la hinchada con el equipo.

Para colmo Ballestero se lesionó y se fue. En diciembre el club se aseguró la permanencia de Negri y Sáez, y le bajó los sueldos a todo el plantel ajustando el presupuesto a niveles inferiores incluso al de clubes regionales del Argentino B. Fue convocado Rogger Morales para suceder a Frutos con una sola bandera: tratar de salvar la categoría como sea.

El debut del equipo de Rogger no escapó a la realidad económica de la institución. Pero de a poco el equipo fue apareciendo y sumando algunos puntos finalmente vitales para salvar la categoría. Fue agónica la salvación en Comodoro Rivadavia, ante un rival directo que venía del Nacional B. Un gol del 'Flaco' Negri y a aguantar. La salvación fue heroica, por el presupuesto, y por lo duro que hubiese sido descender nuevamente al Argentino B, con lo que costó ascender y con el triple que costaría volver.

Yorno nunca encontró el equipo. Frutos y Morales salvaron
a Cipolletti de un descenso al Argentino B que hubiese sido
letal para el fútbol del club. No dieron en la tecla cuando
armaron su propio proyecto.
Rogger Morales también se ganó el derecho de armar su propio equipo. En el concepto desarrollado anteriormente sobre la elección de refuerzos, estuvo uno de los principales errores del armado de un Cipolletti que también estrenó subcomisión de fútbol. Demasiados refuerzos del Argentino B, algunos acostumbrados a pelear el descenso, otros que ni siquiera eran titulares.

Los aciertos fueron Santiago Vergara, que entró casi por la ventana, como refuerzo de primera local y terminó siendo la figura del Argentino A. Nicolás Alegría en el lateral izquierdo. Y junto con la subcomisión de fútbol, la inclusión como titular del juvenil Valentín Perales, finalmente vendido a San Lorenzo de Almagro.

Empezó bien, pero otro error de planificación fue durísimo para la institución. El plantel hizo la pretemporada en el césped sintético, con la idea de adaptarse y sacar ventaja. Pero el piso es demasiado duro para los futbolistas, y se rompieron absolutamente todos, algunos por mucho tiempo.

El año pasado el equipo que dirigía Rogger Morales transitaba la peor campaña como visitante de la historia del club. En esa condición debía ganar en San Luis si o si para clasificar. Venía de perder en La Visera contra los dos peores clubes del Argentino A, y sin crear ni una situación de gol. La dirigencia decidió llamar a Perilli, que se hizo cargo tras la previsible derrota en San Luis.

El debut fue en La Visera ante Rivadavia de Lincoln, con derrota por 3 a 1. Muchos factores le indicaron al técnico que el equipo finalmente descendería al Argentino B. Pero se despertó a tiempo, en las últimas tres fechas. Un gol agónico de Alecha en Puerto Madryn lo desahogó, una goleada notable ante Alvarado en La Visera lo ilusionó, y por fin, una victoria de visitante ante Desamparados con dos goles de Alecha salvó a Cipolletti de un descenso que un mes atrás parecía cantado.

Perilli se quedó, y por primera vez en nueve años logró junto a la subcomisión de fútbol que los refuerzos sean todos de Argentino A. Es cierto que no clasificó por el ascenso directo, pero por primera vez en demasiado tiempo, Cipolletti no tuvo problemas con el descenso. Mas que importante, porque los equipos que se acostumbran a pelear el descenso, tarde o temprano descienden, como Alumni y Juventud de Pergamino. Y los que no, pueden caer repentinamente y no volver mas, como Villa Mitre, Huracán de Tres Arroyos y Desamparados..

Es cierto que por historia Cipolletti debiera jugar el Nacional B, y pasionalmente esta bien que sea la exigencia a corto plazo que ponen los hinchas. También es verdad que han ascendido clubes con bajo presupuesto. Pero lo concreto es que aún con mucha plata es difícil ascender, lo demostró Talleres, y los ejemplos de ascensos sin recursos económicos son demasiado escasos.

El Capataz de la Patagonia quiere y puede volver al Nacional B, y para eso debe seguir trabajando muchísimo y bien, creciendo y consolidándose sin dejarse arrastrar por las exigencias inmediatas de los hinchas. El camino es el correcto, si esta es la primera de muchas temporadas en la que deje de mirar para abajo.

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