Planteles

martes, 22 de marzo de 2016

Dejar de ser sólo una promesa

  • Por Sebastián Busader para Cipolletti TV.
Cipolletti desperdició un penal en el inicio del cotejo y fue desde los doce pasos que encontró la igualdad (1-1) ante un duro y pragmático Deportivo Madryn. En La Visera y ante un buen marco de público, el equipo del Ruso Homann dejó pasar una interesante oportunidad para escalar en la tabla de posiciones y definitivamente dejar de ser sólo una promesa.

Es cierto, el empate que cayó desde un penal perfectamente ejecutado por Cristian Taborda (lo gritó con gesto de catársis personal) fue a los 50 minutos de un segundo tiempo que Cipolletti dominó en posesión y terreno. También es cierto que en el plano de los merecimiento y la búsqueda, el local fue protagonista casi excluyente, más allá que la visita tuvo algunas situaciones en el final.

Igual, la noche no fue positiva para el equipo de Homann. Primero, porque su juego estuvo por debajo de lo que mostró ante Deportivo Roca e Independiente. Segundo, porque dejó pasar la oportunidad de acercarse más al Naranja, que perdió en Neuquén y ahora comparte la punta con los de Madryn. Y tercero, porque sumó dos lesionados a la enfermería: Gastón Pinto y Maxi Carrasco. Habrá que ver si llegan al clásico justamente ante el conjunto de Diego Landeiro.

¿Qué le faltó a Cipolletti para ganar? Fluidez en el juego y profundidad en campo ajeno. Se encontró con un equipo práctico, que se paró 4-4-2, con un par de “torres” en la zaga central y dos delanteros inteligentes para moverse. Pocas veces Deportivo Madryn hizo tres pases seguidos. Pero sí cumplió al pie de la letra con el objetivo de ensuciar el circuito de generación del local. Básicamente, lo que mejor tiene Cipolletti (la movilidad en el medio, el ensanche de la cancha, el pase…) anoche se vio en cuentagotas.

Jorge Gaitán regresó de una lesión y mostró la intensidad de siempre, pero le faltó claridad en la ejecución. A los 2’, el buen arquero Mauro Leguiza le atajó un penal al “10” y sobre los 15’ definió sin justeza y por arriba. Gaitán las pide todas. Las quiere todas. Se hace cargo y eso contagia, aunque a veces es algo caótico.

En ese inicio, Tuti Del Prette fue el más claro. A él le hicieron el penal y fue el gestor de un par de situaciones más. Pero se fue apagando, absorbido por la marca y a veces encaprichado en la individual.

Como pasó en casi todos los partidos, el Ruso Homann dispuso que en el segundo tiempo el juego se vuelque al lado derecho. Claro, su colega Jorge Izquierdo hizo el mejor movimiento de la noche: sacó al lesionado Matías Soto Torres y mandó a jugar de wing izquierdo a Leider Moreno Asprilla. Su idea fue interesante: disminuir las subidas por el lateral de Gastón Valente, y que Asprilla busque la segunda amarilla de Marcos Lamolla, quien hace las coberturas a Valente.

Cipolletti manejó el balón a gusto, pero ni Del Prete ni el Monito Opazo fueron decisivos en los últimos metros. Sí Gaitán, que 0-1 abajo desbordó varias veces, se sumergió en el área y definió mal.

Moreno Asprilla inquietó todo el tiempo. Jugó constantes manos a manos, generó faltas y cargó de nerviosismo a toda la defensa local. El gol de cabeza de Aníbal Medina llegó desde un corner y por una jugada previa del colombiano.

La Visera quedó muda y había olor a injusticia. Saltaron a la cancha Weiner y Taborda, Gaitán se volvió más punzante y Taborda, a los 46’, se comió un gol increíble después de un desborde del “10”. La historia parecía sellada, pero de nuevo Gaitán ganó por derecha, lanzó un centro, Rodrigo Bona bajó a Lamolla adentro del área (Marcos mereció la roja antes) y el delantero ex Roca se reencontró con esa linda sensación de la que dicen vivir los goleadores. Esta vez sí ajustó la derecha y la puso abajo. Leguiza imprimió suspenso a la definición yendo al mismo lugar, pero no llegó.

La última polémica de la noche llegó en la bola final, cuando Taborda cayó en el área y la sensación que quedó es que Bruno Bocca debió cobrar el tercer penal de la noche. Le pareció demasiado y prefirió sancionar falta en ataque.

Cipolletti dejó pasar una oportunidad de oro. Ganar hubiese significado quedar a dos puntos de Roca, con el que se medirá la semana próxima en el Luis Maiolino. Lo necesitaba, por la tabla y también para dejar de ser sólo una promesa.

+ Análisis del partido

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