Una jugada tan injusta

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  Diego vio a Cipo desde Tristán Suárez.

  La columna de Juan Pablo Quintana en Cipo Pasión Radio TV.

Qué lindo es volver a ilusionarse. Qué lindo que es soñar. Hacía mucho tiempo que la cancha no lucía así. Con tanta gente, con tanto color, con tanta ilusión… yo no sé qué pasará con esta serie ante Gimnasia de Mendoza, lo que sí tengo claro es que desde la época de Mingo Perilli que no se vivía una fiesta como la de ayer.

 

No quiero desviar la atención pero no puedo hacerme el distraído con ciertas cuestiones. Miles de cipoleños habían organizado su viaje a Lanús para demostrar un sentimiento único, su sentimiento por Cipo. Allí se iban a sumar centenares de hinchas que viven en Buenos Aires y en otras provincias. Esos hinchas que por cuestiones laborales o de estudio están lejos de su ciudad pero con el sentimiento a flor de piel. Son ellos los que aprovechan cualquier cercanía para escaparse a Villa Ramallo, Pergamino, Arroyo Seco, Bahía Blanca, Olavarría, Carlos Casares o Mar del Plata. Se escapan sin importar si al otro día hay que laburar o rendir un parcial difícil. Dicen presente aunque la semana se haga larga e incluso desafían a su propia economía y dejan la garganta por los colores que aman. Muchos de ellos son socios, sólo para colaborar, para sentirse más cerca. Todos ellos disfrutaban de las transmisiones de Cipolletti TV.

 

Desde temprano se conectaban y sumergidos en la red le daban libre albedrío a su corazón. Vibraban, sufrían y gozaban a la par de La Banda del Tigre o La 69. Era una forma sentirse parte. De tirarle un caño a la distancia. De gambetear a la nostalgia. De abrazarse en cada gol. De sentir que la pelota estaba repartida.

 

Sin embargo, como sucedía en el campito, apareció un día el dueño de la pelota y se la llevó a su casa. Le sacó tarjeta roja a Cipolletti TV, en una jugada tan injusta como el penal que el domingo no cobró Viñas. Lo peor de todo es que no sólo se perjudicó a los chicos que con mucho esfuerzo, amor propio y profesionalismo presentaban su laburo para todos, sino que ni siquiera se tuvo en cuenta al hincha que a la distancia tiene el mismo sentimiento que aquel que se sienta en la platea de la Visera de cemento cada fin de semana.

 

“La televisación por internet le quita gente a la cancha”, intentan argumentar. La verdad que esa afirmación nunca me convenció pero si había alguna duda el domingo quedó disipada.

 

Cuando San Lorenzo postergó el partido ante Cipolletti muchos pensamos en que la historia de siempre se volvía a repetir: el poderoso imponía sus condiciones. Cuando se le permite transmitir a Canal 10 y no a Cipolletti TV el paralelismo es inevitable. Que quede claro: es extraordinario que el Canal de la provincia transmita estos partidos y ojalá pueda seguir.

 

Ayer la cancha estaba colmada, los hinchas demostraron una vez más que prefieren ver el partido in situ y no por la tele. Es falso que las televisaciones por canales abiertos le quiten gente a la cancha y ni hablar si el partido se transmite por internet. Es tiempo de empezar a corregir errores. Sería loable que desde el club se reconozca la equivocación. Porque estar al frente del club más importante de la Patagonia les permite tomar decisiones, como dueños temporales del fútbol, pero estas decisiones deben tomarse pensando en el conjunto de los hinchas. En los que están cerca y en los que están lejos porque el sentimiento es el mismo y por estas horas el insomnio no reconoce distancias. Como decía Aristóteles: “la esperanza es un sueño despierto” y ahí están los hinchas de Cipo -de acá y de allá-, detrás de ese sueño llamado B Nacional.