Mi lugar en el mundo

• La columna de Juan Pablo Quintana.

A veces me siento un afortunado. En los últimos años pude conocer lugares mágicos, en el exterior y en mi propio país. Lugares que parecían inalcanzables, casi utópicos. Sin embargo con calculadora en mano, una compañera de fierro y una cuota de valentía pisé tierra que nunca alcancé a soñar.

Después de cada uno de estos viajes, con la retina llena de magia y anécdotas a doquier tuve la misma sensación. En la gran mayoría de los viajes volví en auto y aunque podía tomar otro camino siempre opté por ingresar por la Avenida Alem y las palabras salieron solas, desde el alma: “Qué hermoso viaje, pero éste es mi lugar en el mundo. Hola Cipo, querido”.

Hoy Cipolletti cumple 114 años y yo le digo Gracias. Cuando mis viejos llegaron se enamoraron y decidieron plantar bandera y yo también se lo agradezco a ellos.

Cuando venía para la radio me puse a pensar en cada uno de lo que hicieron grande a mi ciudad y el primero que se me vino a la cabeza fue Néstor Arturo “el kity” García, el único sobreviviente del Cipoletazo. Un pedazo de historia. Con eso solo alcanza, ¿para qué más? Pero sí, hay más, porque Kity García además fue el presidente que estuvo más años al frente del Club Cipolletti y eso no es poca cosa. He escuchado de su propia boca miles de anécdotas. Él no lo sabe, pero cada vez que tuve el placer de entrevistarlo (casi siempre en la Visera) disfruté mucho del momento. Sabía lo que ese hombre significa para mi ciudad y siempre lo admiré.

En cada asado con amigos de aquí o de allá y que me preguntan cómo está la ciudad… yo le doy mi opinión, mi visión, mi punto de vista que no viene al caso en esta columna; pero cuando me preguntan quién fue el mejor intendente yo arranco la frase diciendo: “Sin contar a Julio Dante Salto, ¿no?”

Que todo un pueblo salga a defenderte habla por sí solo. En 1969, el gobernador militar de Río Negro, el general Figueroa Bunge, aprobó el proyecto de construcción de un puente sobre el río Negro, a la altura de Paso Córdova, y de pavimentación de la ruta 6 hasta Bariloche. Este nuevo camino, que ahorraría sólo 30 kilómetros, sustituiría a la ruta nacional 22 en el transporte de cargas, y saltearía a Cipolletti, Allen, Neuquén y otras localidades.

En defensa de los intereses locales, Salto, quien comprendió la importancia de pelear contra el avance de proyectos hegemónicos regionales, se opuso a la medida y acudió a los medios para difundir su opinión.

Esto le costó la destitución o por lo menos el intento porque la gente salió a respaldarlo. Una multitud expulsó a los enviados por el interventor. Luego de una semana de resistencia reunió a su gente y les anunció que iba a renunciar, pero propuso como su sucesor al doctor Chertudi.

Perdón, me fui de tema pero créanme que si Cipolletti es lo que es hoy, mucho se lo debemos a ellos. La lista sigue porque también dejó su huella el maestro Espinoza o Miguel Muñoz que fue uno de los primeros comerciantes de la ciudad.

El Club Cipolletti sin dudas es una marca registrada y para muchos de nosotros archiconocida.

Esta es mi ciudad. Aquí nació mi hija, aquí sufrí muchos momentos duros pero también aquí, cada tanto, soy feliz. Hoy Cipo sigue creciendo, en el esfuerzo del pibe que estudia y labura; en los comerciantes que a pesar de todo siguen apostando por la ciudad; en los hinchas que viajan 1200 kilómetros para alentar al equipo de la ciudad un martes a las seis de la tarde; en los socios que pagan todos los meses su cuota; en los periodistas que dicen lo que piensan y sienten aunque a algunos les moleste y fundamentalmente en todos aquellos que se levantan todos los días felices por estar en Cipolletti.

Esta hermosa ciudad que no tendrá las playas del caribe, ni las Cataratas del Iguazú, ni el Glaciar Perito Moreno, ni los teatros de Capital Federal… pero que tiene ese encanto que la transforma en “mi lugar en el mundo”.

Fuente: LMNeuquén, nota del 17 de marzo de 2013.