El increíble Nacional B 98/99 tiene su libro - Notas de Archivo de Cipo Pasión - Club Cipolletti

NOTI CIPO



viernes, 27 de abril de 2018

El increíble Nacional B 98/99 tiene su libro

Con entrevistas a muchos protagonistas, el autor Nicolás Horbulewicz reconstruyó un año de novela que contrasta la excelencia futbolística contra una paupérrima realidad institucional.

¿Cómo conseguirlo? por ahora contactando al autor en facebook o instragram @nicohorbu. Sino en mayo estará en la región y presentará su libro en Cipo Pasión por Radio Mural y Cipolletti TV.

Contratapa
En una década que quedará para siempre identificada por los excesos de proyectos de corte delirante ("en una hora y media vamos a ir a la estratósfera y de ahí a Japón o a cualquier parte del mundo"), el año 1998 encontraba al Club Cipolletti afirmado en la Primera B Nacional, con dos temporadas consecutivas en dicha categoría. La tercera entrega avizoraba, ya desde un principio, con aires de cambio: el objetivo no era salvarse del descenso o cumplir un papel digno; la idea era ser protagonista. Con el correr de las contrataciones, comenzó a percibirse que se estaba armando un equipo para pelear bien arriba, y esa sensación terminaría de confirmarse tempranamente en las primeras fechas. No obstante, problemas con los contratos, atrasos en los sueldos, cambio de técnico, inconvenientes con la hinchada y hasta la presentación de un equipo alternativo de juveniles, llevaron a uno de los integrantes de aquel plantel a decir en una entrevista posterior que "se podría escribir un libro con todo lo que pasó ese año".

El ascenso que no fue es una consecuencia directa de esa frase y prueba más que fehaciente de que esas palabras, lejos de ser exageradas, tenían fundamentos muy concretos.

Citas textuales

“Después de no ir a Tucumán, hubo que remarla con la gente, la imagen del grupo quedó dañada. Hoy, viéndolo desde otro punto de vista y con el diario del lunes, fue un error no haberse presentado. Hay distintas formas de presionar a los dirigentes. Y si viajábamos y ganábamos, a la misma gente que se nos puso en contra, la íbamos a tener a favor presionando a los dirigentes para que nos paguen, porque la verdad que era una posibilidad muy linda para el club. Pero en ese momento nosotros pensamos que iba a venir alguien de afuera a poner la plata. Sinceramente pensábamos eso”.
Leonardo Squadrone, defensor.


“Yo voy hasta el hueso. Trato de ser siempre lo más racional posible, de evitar los conflictos, de no llegar al extremo, pero no le esquivo al extremo. Yo te busco todos los caminos para no llegar hasta el punto límite, pero si desgraciadamente la situación me llevó al extremo, voy al extremo”.
Darío Tempesta, primer director técnico.


“Cuando miro las jugadas de aquella época y veo la energía con la que voy a los choques, y cómo gano con el cuerpo que tengo, supuestamente debilucho, ahí es donde digo: Yo a Ceferino Díaz en los entrenamientos lo tiraba al piso, y el chabón medía dos metros más que yo”.
Rodrigo San Martín, volante juvenil.

“En Quilmes teníamos ropa Adidas, de primera, Quilmes te daba hasta los calzoncillos. Y vamos directo a la pretemporada en Necochea con Lorenzo, en micro, y caímos derecho, ya iban dos o tres días de entrenamiento. Un friiiiooo. Me acuerdo que había una ropa marca “Marka”, ¡destruida estaba! Nos poníamos las medias que tenían unos agujeros terribles y con Lorenzo decíamos irónicamente: “igual que en Quilmes”. Encima hacía un frío y no teníamos camperones, había dos remeras y un bucito, nada más, cero grados. Corríamos como locos para sacarnos el frío. “¿Dónde vinimos a parar?” decíamos. Pero bueno, después cuando se armó el equipo la verdad, como equipo, como once, para mí fue el mejor que integré”.
Sergio De Bonis, volante. 

“Yo de los años que he jugado, anduve en Tucumán, en Salta, en Buenos Aires, en Rosario, pero como vivía ahí no viví en ningún lado, de diez la verdad, la tranquilidad que había, lo hermoso que era el lugar, ¿en qué otro lado vas a vivir a una cuadra de la cancha?”.
Daniel Mozas, volante.

“Generalmente a mi me tocaba marcar, de alguna manera, al más peligroso de ellos. Tal con este, tal con el otro. Entonces venía Darío, en la charla técnica, y te decía: “si hace el gol el que te toca marcar a vos, la culpa de perder el partido va a ser tuya, hacete cargo”. Entonces cuando estaba la pelota parada, yo lo marcaba a ese tipo y me acordaba de Darío: “es culpa tuya, es culpa tuya, es culpa tuya”. ¡Y yo decía las bolas! yo este loco lo voy a marcar de una manera, primero no cometerle penal, pero que lo haga otro el gol, mirá lo que te digo, no me importaba si nos hacían el gol, el tema era que no haga el gol el que yo tenía que marcar, porque era un grado de responsabilidad que uno sentía con los demás, con el equipo”.
Leonardo Viana Beledo, defensor.

“La cuenta pendiente que yo tengo es jugar en Primera, yo jugué todas las categorías. La Liga Confluencia, el Torneo del Interior, Argentino A, Nacional B. Me faltó pegar ese salto, y ¿cúando era?. Era ese torneo con ese equipo. No había más, no había otro, no iba a haber”.
Juan Sánchez, delantero.

“Yo creo que a ese equipo no lo dejaron ascender. Lo mandaron para abajo con el cambio de técnico, el tema de los cheques, todo lo que pasó”.
Juan Parra, defensor.

“Para arreglar mi contrato tuve una reunión en Buenos Aires con Galavanessky. Me acuerdo que le dije: ´todo bien, no va a ser cosa que estés armando este circo y te borres´. Yo no lo conocía, no lo había visto nunca en mi vida, pero no sé porque se lo dije. El me respondió: ´no, cómo me voy a borrar, yo a esto lo quiero disfrutar”.

Marcelo Yorno, arquero.

“Cuando un par de años después, volví a jugar a La Visera, no lo tomé como que venía de visitante, porque había conocidos, la gente me saludaba, me reconocía, me trataba bárbaro. Nunca lo sentí que venía como rival, si con otra camiseta, pero no de rival. Tampoco me fijé lo que me quedó debiendo Cipolletti, nada por el estilo, ya está, yo pude seguir jugando al fútbol, pude seguir dándole de comer a mi familia. Me queda el mejor de los recuerdos, mi señora quedó embarazada allá de mi hija, algo que habíamos estado buscándolo hacía mucho tiempo”.
Ceferino Díaz, volante.

“Sinceramente es incomprobable, pero si ese equipo seguía como venía, ascendía seguro, no hay duda que ascendía. Si no fuera por todo lo que pasó, si no se hubiese ido Darío, porque era un equipo que iba a progresando. Vos veías que iba progresando. No era que fue un equipo que llegó a un nivel y se quedó. No. Jugaba cada vez mejor. Si nosotros hubiésemos tenido la suerte de continuar con el proceso, incomprobable, es verdad, pero yo creo que ascendíamos”.
Leonardo Squadrone, defensor.

“El plantel era exacto, fue un acierto total, ningún jugador desentonó. Desde el punto de vista físico cada jugador dio un poco más del plus que tenía. Tenía una predisposición al laburo muy especial y éramos muy compinches todos. Eso le daba un extra a lo que uno quería hacer. Era un equipo de hombres que tenía un objetivo claro, que era ascender. Vos de afuera lo veías tan sólido, era un equipo que buscaba los momentos para pegar, que tenía paciencia, por ahí empezaba perdiendo, pero después lo empataba y después ya sabía que lo ganabas. De hecho, fijate que eso pasó un montón de veces. Si no se hubiese ido Tempesta, ese equipo ascendía, no me queda la menor duda”.
Jorge Casaprima, preparador físico. 

“Yo a Darío lo respetaba obviamente, porque él era el entrenador, pero había cosas que hacía que me molestaban, por boludeces, del entrenamiento Por ahí le decías de jugar un picado para distender un poco y el tipo me decía que si me quería reír que vaya al circo. O sea profesionalmente lo que decía estaba bien, pero para un poco, era todo el día un dedo en el culo. Y dale, que dale, dale, hacé”.
Leonardo Viana Beledo, defensor.

Íbamos ganando el partido por un gol, un partido muy chivo, no recuerdo contra quien. Último minuto, córner en contra. Y yo quería que Chiquito defendiese, que agarrara marca, y Yorno no quería que el cabeceara, porque decía que era tan grandote que lo molestaba para salir. Marcelo era un tipo muy especial, no ponía marca en el palo por ejemplo, a él le molestaba el del palo y los demasiado grandotes, y eso que él no es un tipo alto. Pero igual salía muy bien, era un muy buen arquero de pelota área. Entonces, en la planificación del partido, Chiquito no agarraba marca en los córner, pero era la última jugada del partido, todo el equipo contrario en el área, hasta el arquero de ellos fue a cabecear. A mí me habían expulsado, estaba al lado del banco, en la platea, agarrado del alambrado. Y le empiezo a gritar a Chiquito “anda” y me acuerdo que Yorno al revés “no, rajá de acá”, y el paragua no sabía si obedecer a mí o a su compañero. “¿qué hago? ” me decía y yo le insistía “anda a cabecear”. Me acuerdo esa situación y me da risa, pobre Chiquito no sabía qué hacer. Y los dos teníamos razón, yo porque en esa instancia quería tener alguien más para defender, y Yorno que quería sentirse cómodo. Por suerte finalmente, no nos hacen el gol, termina el partido, y ganamos.
Angel Celoria, segundo director técnico.

“Cuando me fui, la verdad, yo quería que le vaya bien, porque era mi plantel. Yo estaba identificado con ese grupo. Y cuando el torneo terminó, lo primero que sentí fue indignación. Porque yo sabía de muchos sueños de esos jugadores, que se hubieran podido cumplir con el ascenso. Y porque creo que era un grupo que merecía mucho más”. 
Darío Tempesta, primer director técnico.

“Fue un año muy muy lindo. Hasta hoy siento el aprecio de la gente y eso que yo después me puse, nada más y nada menos, que las camisetas de Huracán de Comodoro y de Roca. El afecto de la gente era una cosa hermosa, en la panadería, en el supermercado, en la puerta de mi casa. Lo que viví ahí, no sé si lo volví a vivir. Mira que en Río Cuarto, yo fui ya con 37 años y era ídolo, pero no viví lo que viví en Cipo. Me sentí muy querido. Y lo peor de todo es que el último club al cual yo quería ir, de los 20 que me quisieron ese año, fue Cipolletti. Estaba que arreglaba con Quilmes, con Huracán, con Talleres de Córdoba, que estaba Gareca a quien yo había tenido de compañero en Independiente. No quería saber nada con ir al sur, y la verdad es que después no me quería volver”. 
Ramón Penayo, delantero.

Recortes

1 comentario:

  1. Un equipazo,sin lugar a dudas, la carpeta de 4to y 5to año tenia ese poster que llego como regalo del cielo, diario "tiempo CIPOLEÑO", en aquellos años la tv para la b nacional era esporádica , por suerte el primer partido de la temporada(San martin de MZA V CIPOLLETTI), se televiso y empezó a forjar esa campaña, imborrable que de no haber liquidado a Def y JUST , tal ves hubiéramos ascendido. o nos cruzarnos con el gran equipo de chaca en semis y final con JUV ANTONIANA, no me acuerdo de los cruces pero creo que era algo así.

    ResponderEliminar

21ra. TEMPORADA JUNTO AL CLUB CIPOLLETTI | YouTube: Cipo Pasión TV | Facebook e Instagram: @cipopasion | Twitter: @CipoPasionTV