Yo apenas tenía cinco años y escuché que mi papá les decía a mis hermanos mayores que los llevaría a la cancha a ver a Cipo. Era 11 de diciembre de 1987, vivíamos en la vieja casa del ferrocarril sobre calle Fernández Oro casi Mengelle. Mi papá me cuidaba mucho y mi mamá me convenció de que era mejor quedarme en casa. Sí, me engañaron muy bien; sí… me engañaron un poco menos que a los votantes de Cambiemos.
Ese gran equipo, para muchos uno de los mejores de la historia, era conducido por Oscar “Cacho” Cadars. “Cacho” se fue escaleras arriba el último martes y cuando me enteré de su partida supe que debía escribir algo.