Amor por Cipo

• La columna de Juan Pablo Quintana en Cipo Pasión Radio TV.

Dice la historia que en el siglo III después de Cristo, Claudio II emperador romano le impedía a sus soldados que se casaran ya que él quería que estén concentrados para luchar y no para otra cosa, sin embargo había un sacerdote que a pesar de las reglas vigentes, él casaba a los enamorados. Ese sacerdote se llamaba Valentín y un 14 de febrero lo asesinaron por tremenda traición al mandato del emperador.

A partir de allí el 14 de febrero fue “San Valentín” o simplemente el día de los enamorados.

Seguramente el recuerdo o vivencias de momentos especiales con ciertas personitas harán de mañana un día especial. Por suerte existe el recuerdo que en una lucha cruel ante el olvido hace que los lindos momentos duren un poco más.

Nunca podré olvidar la emoción de mis viejos al besarse luego de que mi papá le regalara a mi mamá un ramo de flores.

El fútbol, a su manera, también enamora. ¿O acaso Ud. no está perdidamente enamorado de su club por más humilde que sea? ¿O de la selección que es una de las pocas cosas que todavía es de todos?

Pero para qué estirar el prólogo, para qué hondar en cuestiones triviales. Lo que quiero decir es que se quiebran todas las resistencias cuando Cipo está en la cancha. Todo lo que yo pueda decir lo diría usted querido oyente o cada uno de mis compañeros. Sólo digo que nosotros los futboleros sabemos del amor y está bueno que el hombre común sepa que el fútbol es mucho más que la pelota, la táctica, un gol o un campeonato; que no es una discusión poco inteligente donde no vale pensar demasiado, donde no vale crecer intelectualmente. El fútbol tiene tantas cosas de la vida que enamora.

Uno puede tener un mal día, una mala semana pero si va La Visera la vida ya es otra, ya se mira de otra manera. Podremos estar muy enojados con el rendimiento, con el maldito césped sintético, con los cambios, con los refuerzos que no llegaron o con algún jugador en especial pero cuando el árbitro marca el inicio sólo soñamos con la victoria y si no se da, el domingo siguiente estaremos nuevamente, alentando, renegando pero siempre presente.

No faltará asado en el que estemos recordando aquellos goles de Padua contra Sporting o el de Pablo Parra contra Alvarado. No faltará el amigo nostalgioso que traerá el recuerdo de la categoría del Ruso Strak o la capacidad goleadora del Bambi Flores.

Cuántas lágrimas se han escapado por algún partido importante, cuánta bronca  acumulada por esas rachas interminables sin triunfos, cuánta impotencia por verse otra temporada más en el Federal A, sin embargo ahí está el hincha… arriesgando su pellejo (y algo más) en el Maiolino, dejando la garganta en cada cancha del país o en su casa mientras sigue el partido por radio (ya que a CipollettiTV no lo dejan).

Quiero decir que el hincha es el capítulo más maravilloso del fútbol y no habrá nada ni nadie que lo eclipse. Cipo, con buenas y malas terminó enamorándonos y el amor cuando no muere mata porque amores que matan nunca mueren.