Al lado de Gardel

• La columna de Juan Pablo Quintana.

Arrancaré diciendo que para mí Lalo Brodi es el Bambi Flores del relato regional. Sería injusto si a Lalo lo encasillo solo como relator, Lalo es de los periodistas de la región que se dedicó a enseñar cada vez que encendió el micrófono.

La primera vez que me lo presentaron lo vi con algo de recelo. Él ya era un periodista consagrado y yo un mocoso insolente a quien le faltaba muchísimo por aprender. Para que esta sea una historia interesante debe empezar mal: bueno, empezó mal… con el tiempo lo entendí, uno cuando llega a un lugar se apoya en los que conoce. Algo así me pasó a mí.

La vuelta de Lalo Brodi a LU 19 fue en Bahía Blanca ante Villa Mitre en septiembre de 2002. Como siempre que llega un DT (a los periodistas nos pasa lo mismo) todos soñamos con tener una nueva oportunidad. Por entonces en el Equipo del Rotativo Radial del Deporte éramos varios jóvenes (mano de obra barata, entendí mucho tiempo después) y mientras algunos viajaron a Bahía, a mí me dieron un Handy y me mandaron a la cancha de San Martín para cubrir un partido de la Liga Confluencia entre San Martín y San Pablo. Lejos, muy lejos de mi expectativa.

Arrancamos así: él caminando por una vereda y yo por otra, sin embargo, siempre encontramos el mismo lugar para el acuerdo: donde se instala la ética, el respeto y la honestidad.

El tiempo acomodó las cosas rápido: en la segunda fecha Cipo fue local de Douglas Haig y goleó 3 a 0 con debut y gol de Germán Alecha. Yo ya estaba en la cancha de Cipo: en la tribuna haciendo móvil y me fue tan bien que en el siguiente partido (triunfo 3 a 2 frente a Independiente Rivadavia) ya estaba de notero a nivel de campo de Cipo y allí estaría en todos los partidos de local hasta el 2012 frente a la CAI. De visitante no, me castigaban cada tanto (era un pibe que peleaba mucho). Fueron más de 10 años de aprendizaje continuo.

Hace más de 7 años que no trabajamos juntos. Esta distancia me hace tener otra perspectiva, una perspectiva que me permite analizar y fundamentalmente agradecer. Yo no sé si logré aprender a preguntar como lo hacés vos, si logro cada tanto esas pausas para que el oyente piense, esa tranquilidad para llevar la entrevista a donde él quería, esa memoria de la cual siempre reprochaba pero a los 15 segundos te decía la formación de Cipolletti ante Boca de Bariloche en el Regional 85. Créame que disfruté de cada asado lleno de anécdotas. Dominador del idioma a la perfección, al punto de que no solo respetaba sino que obligaba a respetar el lenguaje a los pibes que trabajaron con él. Siempre admiré esa capacidad de hacer un comentario de media hora sin repetir palabras ni términos. Es de los que tienen la capacidad de decir lo que quiere y no lo que le sale. Esto en periodismo (y ni hablar en el periodismo regional) es oro puro.

Exigente como pocos. Para lograr una felicitación de él tenías que jugar mejor que Messi. Lo putee en silencio mil veces. Cuando me fui de la radio lo empecé a valorar más, cuando él se fue de la radio lo extrañé como oyente.

En fin, fueron muchos años juntos. Le tengo un enorme respeto y cariño. Le estaré siempre agradecido porque durante un poco más de una década no paré de aprender. Muchas veces teníamos que estirar hasta que saliera una nota y eso lo llamábamos guitarrear… bueno, soy un afortunado porque pude tocar la guitarra mientras escuchaba a Gardel.

Mirá el programa de Cipo Pasión con el análisis de la actualidad e imperdibles anécdotas históricas con Lalo Brodi. Foto: Ariel Arias.