¿Murió el Negro Luna?... ¡Que se va a morir el negro Luna!!! - Notas de Archivo de Cipo Pasión - Club Cipolletti

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sábado, 19 de mayo de 2012

¿Murió el Negro Luna?... ¡Que se va a morir el negro Luna!!!

Hay manías que uno nunca pierde. Como ser, la de escuchar radio un domingo a la mañana, cerca del mediodía cuando me acercaba a un supermecado, como me sucedió hoy (domingo). Escuchaba a Alejandro Fantino en Radio Del Plata, cuando lo escucho comentar que "se suicidó Julio Felipe Luna, un ex jugador argentino. ¿Alguien, sabe quién, es?".

Creo que Jorge Marinelli, otro de los periodistas de la mesa del programa esgrimió que "fue arquero de Cipolletti en la década del '70" y allí quedó la información.

Para los que nos criamos en el Alto Valle de Río Negro y Neuquén, el ‘Negro’ Julio Felipe Luna, fue uno de los ídolos de todos los que seguíamos a los albinegros.

Llegó al club a comienzos de la década del '70 procedente de San Luis y desde su arribo a la entidad se fue ganando un lugar en el corazón de los hinchas.

Un estilo muy del "Loco Gatti", lógico para la época; pelo largo, bermudas, colores inusuales para el tiempo a la hora de comentar del "look" del puntano.

En el arco, atajador, buen salidor, pegada excelente, carismático y hasta irresponsable, cortaba centros con una mano, tiraba caños y salía a gambetear afuera del área, un adelantado sin lugar a dudas.

Fue guardavalla titular en los regionales del '71 y '72, donde "Cipo" fue eliminado por Huracán de Comodoro Rivadavia e Independiente de Trelew, y All Boys de Santa Rosa (en el 72).

También fue titular, figura y responsable directo de que Cipolletti accediera al primer torneo Nacional de 1973.

Lo vi en la cancha de All Boys de Santa Rosa, el día que en el partido de ida para ganar la Rueda de Ganadores, se "atajo la vida" en el estadio de la avenida Spinetto.

La tarde de gloria fue en agosto del '73. La Visera a "full", era la final de la Zona Sur, los albinegros contra All Boys de Santa Rosa, que era uno de los clásicos de entonces.

El ganador de ese partido, único, sin revanchas, (cosas de la reglamentación de aquellos tiempos) accedía al Nacional de ese año.

El partido fue pobre, malo, terminó 0 a 0.

Hubo que ir a los penales, dirigió ese cotejo Carlos Coradina, hoy uno de los Instructores de la Escuela Argentinos de Arbitros de AFA.

Más allá de la imagen del ‘Gallego’ Omar Vicente Perales marcando el último gol que catapultó a Cipo al Nacional venciendo a Elías Galant, en el arco que da espaldas a calle O´Higgins, que ayer como hoy, tenia tres escalones.

La gran figura de la tarde fue el ‘Loco’ Luna -como le decían muchos- atajó dos penales en la definición y atajó un par de pelotas trascendentales en los 90 minutos reglamentarios.

La revista El Gráfico, el semanario deportivo más importante de la historia, que por entonces tenía una tirada semanal superior a los 100.000 ejemplares, destacó aquella jornada y resaltó la actuación del golero cipoleño con un título que me quedó para siempre en la retina y en el recuerdo "Tarde de Sol, tarde de Luna", nunca tan pocas palabras significaban tantas cosas.

Luna siguió dos años más en Cipo.

Recuerdo aquel penal que le contuvo a Rene Daulte cuando Cipolletti visitó por primera vez en la historia a River y perdió 4 a 2. Pero ganaba 2 a 1, con goles de Néstor Ballejos y el ‘Tiburón’ Espada, y Luna atajó el penal cuando los de la ‘banda’ buscaban la igualdad en forma desordenada.

Después una expulsión injustificada del uruguayo Gilberto Machado Gómez, determinó que ese equipo millonario de Alosno, J.J. López, Merlo, ‘Quique’ Wolff, ‘Perico’ Pérez, Morete y Ghiso entre otros, se quedará con la victoria.

Y fue justamente ante River, el partido que determinó su salida del club. Fue en el Nacional del '75, un miércoles a la noche, con un lleno total, como era casi costumbre en aquellos tiempos.

Ganaba Cipo 1 a 0, con un golazo de tiro libre de Carloz Avanzi -el hermano del doctor Roberto, uno de los médicos deportólogos más importantes del país- y un tiro de Pedro Alexis González desde más de 40 metros se le escurrió entre las manos y fue el empate de los que orientaba el también desaparecido Angel Labruna. Después, Juan José López y Daniel Passarella, decoraron el 3 a 1 final. Fue el último partido de Luna en Cipolletti.

En estos días aquella jugada sería un "blooper", aquel gol le costó su alejamiento para siempre de Cipolletti. Se habló de desgaste, se comentó de "limpieza" de algunos históricos, igual que ahora, sería más de lo mismo.

Nunca más se calzó el buzo de número 1 para defender la valla albiengra.

No cabe duda que después de Marcelo Arturo Yorno, fue el arquero más importante que pasó por el club. Y seguramente estaría en el plantel histórico de esos que arman los periodistas dejando volar la imaginación, como si todos los tiempos, los momentos y las circunstancias fueran iguales.

Me acercaba al supermercado y Fantino comentó "se suicidó Julio Felipe Luna" y fue como que me arrancaron un pedazo del pasado, de un tiempo que no volverá y que en lo futbolístico fue de ensueño.

Recordé a mi viejo que me llevó a la cancha siempre con él, a muchos de los que conocí en la tribuna y hoy no están. A otros que nunca supe como se llamaban, pero eran compañeros de tribuna.

Cuando la Visera era solo de cemento, y cuando la única popular que había era la que da espaldas a las canchas de tenis.

Internet me permitió conocer más detalles de lo que pasó en Chile, donde Luna se había radicado después de aquel fatídico gol de Pedro González.

La fría información rezaba que se suicidó en la sureña ciudad de Angol. Que el cuerpo del ex-deportista fue encontrado colgado de un árbol y en sus bolsillos tenía una carta dirigida a su esposa e hijos, en la que explicaba los motivos de su decisión.

Fuentes policiales señalaron que de acuerdo con la investigación del caso, Luna padecía una depresión originada en problemas económicos.

El futbolista jugó en Chile en el Deportes Temuco, Concepción y el Malleco, de Angol, a 600 kilómetros de Santiago, donde se quedó a vivir tras retirarse de la actividad e inició un negocio de restaurantes.

El malogrado deportista fue además entrenador y dirigente del Deportes Malleco, que jugó en la segunda y tercera series del fútbol chileno.

En la actualidad poseía varios establecimientos en diversas localidades del sur de Chile, pero en el último tiempo los negocios no marchaban bien y acumulaba una deuda superior a 100 millones de pesos (168.000 dólares) y afrontaba la posibilidad de un embargo de bienes, precisaron las fuentes.

Julio Felipe Luna estaba casado con una hija del diputado chileno Edmundo Villouta.

Era la confirmación de la triste noticia.

Los años y la profesión me dieron la posibilidad de conocer a Luna. Un tipo jovial, divertido y exitoso a comienzos de los '90 con sus emprendimientos gastronómicos en el vecino país.

Fantino comentó por Del Plata "se suicidó Julio Felipe Luna". Y no fue un domingo más.

Fue un domingo lleno de recuerdos y de nostalgias, de nombres y apellidos, de partidos, de goles recordados.

La información dice que "Luna se murió en Chile", pero seguirá vivo en cada hincha de Cipolletti que lo vio atajar y que disfrutó de sus voladas, de sus salidas y de su comportamiento inusual para aquellos tiempos de estructuras y formalismos.

"Tarde de sol, tarde de Luna", rezó El Gráfico en agosto del '73, pasaron más de 30 años, pero el recuerdo esta vigente, esta vivo, esta presente.

¿Qué murió el Negro Luna? Dejate de joder, no se va a morir nunca...

Por Hugo Amaolo, 21/11/2004.